En lo personal, no me gustan demasiado las series basadas en emergencias médicas. Prefiero la acción (cuantas más balas se disparen, mejor), el drama profundo o el terror. Sin embargo, en la actualidad, pocas series me atrapan de la manera en que 9-1-1 logra hacerlo.
Desde hace décadas que los programas basados en emergencias médicas, reales o ficticias, convocan a una gran porción de la audiencia televisiva mundial y 9-1-1, la serie producida por Ryan Murphy para FOX no es la excepción.
Este tipo de shows puede estar protagonizado por médicos, enfermeros, bomberos, policías o cualquier personal dedicado a tratar con pacientes en peligro de muerte.
Debido al público que sigue este tipo de programas, da lo mismo si se trata de una comedia, un drama o un procedimental. Allí estarán ellos, fieles frente a la pantalla con cada nueva temporada.
Desde clásicos como E.R., House MD, Third Watch o las actuales y aparentemente infinitas Grey ‘s Anatomy y Estación 19, el rubro que nos enseña el trabajo de los que se encuentran en la primera línea de batalla entre la vida y la muerte, convoca a fanáticos de todo el mundo.
Existiendo una oferta tan grande de series y programas con temáticas similares, ¿qué es lo que convierte a 9-1-1 en un show tan especial?
¿ALGUIEN PUEDE LLAMAR A RYAN MURPHY?
Desde hace un tiempo considerable que Ryan Murphy se ha convertido en uno de los tantos productores televisivos cuyo nombre es, tal vez, más importante que el programa en cuestión.
Nip/Tuck, Glee, The Politician, Hollywood, American Horror Story y Ratched, son algunos de los títulos que llegaron a nuestra pantalla de la mano de Murphy. Si bien es cierto que este productor es considerado como un gran iniciador de historias que se quedan a mitad de camino, también es verdad que son pocos los televidentes que pueden asegurar no haber visto ninguno de sus shows.
9-1-1 llegó a la pantalla de FOX en enero de 2018 y se convirtió, de manera inmediata, en una de las series más importantes de la cadena.
Su fórmula es sencilla, aunque no por eso menos efectiva, e incluye paramédicos, bomberos y llamados al 911.
El reparto está liderado por Angela Basset (Athena Grant) y Peter Krause (Bobby Nash) junto con varios rostros conocidos de otras series y películas como Oliver Stark (Evan Buckley), Aisha Hinds (Henrietta Wilson), Kennet Choi (Howie Han) y Jennifer Love Hewitt (Maddie Kendall).
Vale mencionar que, dejando de lado a estos dos grandes actores, las actuaciones generales se encuentran muy lejos de ser lo más destacable de la serie. Sin embargo, los personajes resultan entrañables y con solo ver un par de episodios, los convertimos en parte de nuestra familia.
Sus historias de origen no resultan para nada complejas. Lo suficiente como para que puedan desarrollarlas entre accidentes, incendios y otro tipo de emergencias. No obstante, cada una de sus motivaciones se entiende a la perfección y resulta muy sencillo empatizar con ellos.
9-1-1 ¿CUÁL ES SU EMERGENCIA?
Si bien los capítulos cuentan con un arco argumental relevante, son varias las temáticas que se abordan a lo largo de cada uno. Centrándose en cuatro puntos de vista en simultáneo, los eventos que suceden propician la interacción y crecimiento de los personajes.
Tanto los despachantes telefónicos que recepcionan las insólitas llamadas al 911, como los bomberos, paramédicos y policías que se movilizan ante las diferentes emergencias, se relacionan en el ámbito profesional y en sus vidas privadas, permitiendo que tramas y personajes avancen al mismo tiempo.
Es un show ideal para maratonear. Imaginado desde su concepción para ser adictiva, la conclusión de cada episodio tiene como finalidad enloquecer al espectador que disfruta de la serie semanalmente.
No obstante, los finales de temporada resultan infartantes.
La principal característica de 9-1-1 es la habilidad de sus guionistas para incluir, en cada episodio, el drama y suspenso con el que cuentan todas las emergencias médicas junto a la acción y adrenalina que no puede faltar en un show de este tipo.
Los casos pueden ser tan complejos como un tsunami o terremoto en medio de Los Ángeles o divertidos como nacimientos masivos durante un curso de preparto.
En la actualidad, 9-1-1 se encuentra emitiendo su temporada 4, la cual fue rodada durante la pandemia. En consecuencia, el Covid-19 sobrevuela el argumento de todos los episodios.
Lejos de caer en golpes bajos, The New Abnormal, el primero de los episodios de su cuarta temporada, incluye una breve secuencia que sintetiza a la perfección lo que la pandemia ha provocado en nuestras vidas.
9-1-1 LONE STAR – EL CROSSOVER QUE FALTABA
9-1-1 Lone Star es el primero de los spin offs de esta serie. Digo “primero” porque aunque no cuento con elementos que respalden mi presentimiento, no tengo dudas de que podría aparecer otro en cualquier momento.
En este nuevo show protagonizado por Rob Lowe, la acción deja atrás los imponentes escenarios de la serie original para trasladarse a Texas.
Allí, el invencible Capitán Nash, debe instalarse para liderar un particular escuadrón de bomberos.
Como cualquier llegado a un pequeño pueblo, además de luchar contra el fuego, el protagonista debe enfrentar prejuicios y actitudes que atentan contra la calidad de su trabajo.
Si bien 9-1-1 Lone Star repite parte de la fórmula de su serie principal en la que bomberos, paramédicos, policías y despachantes telefónicos se interrelacionan entre sí, el entorno en el que la historia se desarrolla y las características de sus personajes, le permiten diferenciarse lo suficiente como para ser considerada de manera independiente.
Hace algunas semanas, durante la cuarta temporada de 9-1-1 y la segunda temporada de 9-1-1 Lone Star, se dio uno de los eventos más esperados e inevitables en cualquier serie que comparta universo con otra: un maravilloso crossover que vinculó a todos los personajes.
¿POR QUÉ DEBERÍAS VER 9-1-1 Y 9-1-1 LONE STAR?
Resulta evidente que tanto 9-1-1 como 9-1-1 Lone Star son productos comerciales. Están pensadas para gustarle a una gran cantidad de público sin ahondar en temáticas dramáticas que atenten contra una sensación positiva del espectador al momento de apagar el televisor.
Ambas series se desplazan, con extremada pericia, en una delgada línea entre la superficialidad de sus tramas y la profundidad de los casos. Esto permite que tanto los fanáticos del género como aquellos a los que no les gusta sufrir frente a la TV, puedan disfrutarla.
Desde mi punto de vista, son dos de las mejores series del momento. Cumplen a la perfección lo que pretenden y son honestas, tanto consigo mismas como con el espectador. Las temporadas son cortas y están compuestas por episodios que cuentan con la duración ideal.
Y lo más importante: divierten, entretienen y hasta nos hacen reflexionar.
¿Se puede pedir algo más?